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La importancia del pensamiento crítico

Foto del escritor: Oriol GifraOriol Gifra

Actualizado: 3 mar


Actualmente la mayoría de la sociedad vive inmersa en un tsunami de miles de impactos comunicativamente e informativamente hablando.


En las sociedades "avanzadas" económicamente, se vive más conectado a la pantalla que a la propia mente o a la naturaleza. Vivimos hacia fuera, pero además, en un sistema digital que ha drogado nuestras mentes las cuales, en muchos casos, no pueden prescindir de mirar una pantalla (bien sea la del teléfono móvil, el ordenado o la televisión) ni 15 minutos al día. Sólo cuando la naturaleza, a través del proceso del sueño, desconecta los sensores del cuerpo para protegerlo de un "sobre calentamiento", es cuando nuestra mente deja de recibir impactos externos.





En este contexto, se hace más necesario que nunca protegernos mentalmente para que este tsunami de ideas y creencias que recibimos diariamente en forma de noticias o mensajes a través de todo tipo de canales, no manipule nuestra esencia y nuestro comportamiento.


No podemos abandonar nuestra consciencia y dejar que este tsunami se la lleve y nos deje en modo "zoombies", los cuales ya no reaccionan ni son sensibles a nada.


La vacuna, el antídoto, el protector de nuestra mente y nuestra consciencia se llama pensamiento crítico, que es esa capacidad de analizar, evaluar y cuestionar las ideas y argumentos y creencias de manera rigurosa y reflexiva.


El pensamiento crítico es una práctica clave en la mayoría de filosofías y corrientes filosóficas clásicas.


Por ejemplo, en el Budismo, en los textos del Kalama Sutta se invita a los seguidores a no aceptar ciegamente las enseñanzas sino a verificarlas mediante la experiencia y la reflexión personal. Se anima a cuestionar y comprobar si una enseñanza conduce a la reducción del sufrimiento y a la liberación, lo cual se asemeja a la actitud crítica de no aceptar ideas sin someterlas a un análisis personal.


También la práctica de la meditación y el mindfulness ayuda a conseguir un estado de calma mental que permite discernir patrones mentales, prejuicios y hábitos, y a poner en duda o contrastar ideas y creencias del exterior a través del autoconocimiento propio y de la esencia de la realidad exterior, la que rige el cosmos.


La meditación no es propiamente pensamiento crítico, ya que precisamente la meditación tiene por objetivo la calma mental hasta el punto de silenciar los pensamientos, pero sí permite llegar a un conocimiento profundo de la esencia de la realidad que luego, una vez experimentado, podemos almacenar en nuestra mente y usaro en el proceso del pensamiento para ayudarnos en este discernimiento que es el pensamiento crítico.


Para Sócrates (470a.c. - 399 a.c), Aristóteles (384 a.c. - 322 a.c) y Platón (427 a.c. - 347 a.c) el pensamiento crítico era la base para llegar a la verdad.


Sócrates con su método de diálogo, basado en preguntas y respuestas (elenchus), tenía como objetivo exponer contradicciones en las ideas de sus interlocutores y fomentar una reflexión profunda.


Aristóteles establecía métodos para analizar argumentos y clasificar el conocimiento, Platón exploraba el mundo de las ideas y la necesidad de trascender las apariencias.


El verdadero pensamiento crítico, pero, es aquél que es capaz de desaprender o ignorar lo aprendido, alejarse de las propias creencias, ideas, opiniones y prejuicios para valorar y contrastar las nuevas ideas en base a la experiencia (historia), la naturaleza (y cómo se comporta ésta) y la ética (principios esenciales de la humanidad vinculados a la bondad y propósito).


Ya no se trata sólo de protegernos contra mentiras, noticias fake o visiones distorsionadas de la realidad, sino de no dejarnos a nosotros mismos, a nuestra alma y consciencia a la deriva. No perder "el norte" de la esencia misma de nuestra existencia, alinearnos con un propósito de bondad y trascendencia por muchas mentiras o malas noticias que haya en el mundo.


El pensamiento crítico es esa voz autocrítica que debe evitar que dejemos de ser quienes somos en esencia (no egóicamente hablando), que dejemos de ser en última instancia buenas personas.


El pensamiento crítico debe ayudarnos a analizar y evaluar la lógica de comportamientos y argumentos para ver su coherencia, validez y solidez. Debemos ser escépticos y buscar evidencias y razones que respalden o refuten una postura.


Al final de lo que se trata es de defender nuestra autonomía y libertad intelectual. Formar nuestro intelecto a base de reflexión propia eliminando dogmas y prejucios previos.


Se trata en definitiva de mantener un compromiso ético con nosotros mismos de no ceder ni abandonar nuestra autonomía intelectual, de mantener la llama de la consciencia viva en nuestro día a día. Donde no hay consciencia hay inconsciencia. Donde no hay reflexión hay impulsividad.


No somos más rápidos ni más fuertes que otros animales. Lo único que verdaderamente nos diferencia de ellos es nuestra capacidad de razonar, ser creativos, saber gestionar nuestras emociones... si lo abandonamos, ¿qué nos queda?, ¿qué somos?, ¿donde nos situamos en el plano de los seres vivos?.


En 1637 en su Discurso del método, René Descartes (1596 - 1650) ya dijo "Pienso luego existo". Más bien hoy yo diría "Existes, pues razona".


En este contexto, un reciente estudio alerta sobre que el uso de la Inteligencia Artificial puede deteriorar aspectos importantes en el ámbito del razonamiento humano. Así pues, vigila cómo usas y te apalancas en esta nueva tecnología. No dejes nunca que tu cerebro deje de razonar.


En conclusión, practica el razonamiento crítico, reflexivo, consciente, también comunmente llamado "pensamiento crítico" para guiar a tu cuerpo y a tu alma en este viaje vital protegiéndote del tsunami comunicativo e informativo en el cual estamos inmersos.


Que la bondad sea tu luz en el camino.


 
 
 

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