La mirada habla
- Oriol Gifra
- 15 mar
- 4 Min. de lectura
Los ojos son el espejo del alma.
Si miramos a los ojos a una persona se produce una canalización de energía muy interesante. Si se sabe leer la energía o información que ésta contiene podemos aprender, comprender o intuir muchas cosas de la otra persona, como por ejemplo su estado emocional, sus posibles intenciones, sus intereses. Porque aunque los ojos no tienen voz, son pura energía que nos da mucha información y muy auténtica y profunda.
Simplemente mirando a los ojos se puede ver odio o amor, es decir, percibimos el tipo de energía que transmitimos sin tan siquiera haber dicho nada.

Evidentemente todo ésto todavía se ve mucho más observando la gesticulación de la misma cara o el cuerpo.
Tanto en el budismo como en el hinduismo, la mirada es vista como algo más que un simple acto físico; se considera un canal de energía, atención y conciencia. Dependiendo de la tradición, la mirada puede expresar estados internos, influir en el entorno o servir como herramienta espiritual.
Para el hinduismo, por ejemplo, la mirada tiene un significado profundo, ligado a la energía espiritual, la devoción y la percepción de la realidad.
En el hinduismo, dárshan (दर्शन) es el acto de ver y ser visto por una deidad, un gurú o un ser iluminado. Cuando un devoto mira una imagen sagrada o a un maestro espiritual, se cree que hay una transferencia de energía divina.
Si mirais a un maestro, un yogui, un sabio, sentiréis como su mirada profunda y penetrante transmite sabiduría y paz, una calma, compasión y seguridad única y muy especial.
Se dice, por ejemplo, que los los siddhas (maestros realizados) pueden despertar la conciencia de alguien solo con la mirada.
Imaginaros la importancia que se le da que en la misma tradición hindú el "tercer ojo" (ajna chakra) simboliza la visión interna, la intuición y la percepción más allá del mundo material.
Los ojos, y en particular la mirada, reflejan por ejemplo la calma interior. Un practicante avanzado de meditación tiene una mirada serena, sin ansiedad ni apego.
En la meditación Zazen, los ojos no se cierran del todo, sino que se mantienen abiertos con una mirada baja y relajada, para equilibrar la conciencia externa e interna.
Como siempre lo que la milenaria sabiduría oriental ha descrito desde hace cientos de años, mucho más tarde la ciencia lo ha ido confirmando. Según la ciencia hay evidencia de que los ojos pueden indicar emociones, atención, intenciones e incluso ciertos estados psíquicos.
La mirada como reflejo emocional y de comunicación no verbal
Según Paul Ekman, experto en microexpresiones, los ojos pueden revelar emociones genuinas, incluso cuando alguien intenta ocultarlas. Algunos ejemplos son:
Pupilas dilatadas: indican excitación, interés o sorpresa. También pueden expandirse con el amor o el deseo.
Pupilas contraídas: pueden reflejar disgusto, miedo o concentración extrema.
Parpadeo rápido: puede ser signo de nerviosismo, estrés o engaño.
Evitar la mirada: puede indicar vergüenza, inseguridad o falta de sinceridad (aunque depende del contexto cultural).
La mira como reflejo del estado anímico o salud mental
La mirada puede reflejar estados psicológicos más profundos como por ejemplo:
Mirada apagada o sin brillo: se ha asociado con depresión y fatiga mental.
Mirada hiperactiva y evasiva: puede verse en estados de ansiedad o estrés.
Fijación prolongada y falta de parpadeo: puede indicar estados de trance, disociación o incluso algunos trastornos neurológicos como el Parkinson.
Movimientos oculares erráticos: se han estudiado en la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
También la mirada puede reflejar muchos otros estados o patrones de salud y comportamiento, como por ejemplo el grado de atención (fijaciones prolongadas de la mirada) o saccades (movimientos oculares rápidos), distracción.
La vista es un sentido, un canal perceptivo que nos conecta al mundo exterior y nos proporciona muchísima información. El cómo realizamos esta conexión con el mundo a través de la vista, para mi, es la mirada, que al final es cómo lo percibimos.
Lo podemos percibir amoroso o tristón y nuestra mirada reflejará ese tipo de percepción.
He escrito este post porque la mirada es la puerta abierta al alma de las otras personas. Si somos detallistas lograremos acceder muy al interior de la otra persona simplemente observando su mirada. No hace falta hablar, no hace falta decir nada, simplemente observar la mirada.
Acceder al estado del alma de otras personas nos permitirá ser mucho más empáticos y compasivos y actuar en consecuencia. Si vemos a nuestro hijo/a, pareja o amigos con mirada triste, podemos actuar en consecuencia, hablar con ellos y ayudarles.
La mirada es mágica. Es como si los dos ojos lanzaran unos rayos de sol, una energía que depende de su intensidad y contenido nos da una información muy valiosa para comprender mucho mejor a las personas con las que nos relacionamos sin, a veces, si quiera tener que preguntar.
De ahí, por ejemplo, que las personas espiritualmente avanzadas, y en especial aquellas que han practicado mucha meditación, reflejen mucha calma y paz todas ellas. La energía que desprende su mirada pero también todo su cuerpo con su comunicación no verbal transmite un estado de paz muy evidente.
Por otro lado, nosotros mismos con nuestra mirada también podemos transmitir al resto de personas cómo estamos y nuestros intereses o pasiones. Por ejemplo, en nuestras relaciones personales mirar a una persona mientras nos habla puede ser positivo para simbolizar atención e interés en la conversación.
La mirada es algo natural e insconsciente, con lo que aquí no hay que forzar nada ni trabajar nada. La mirada no se trabaja excepto en las películas. La mirada simplemente acompaña la atención (que por cierto no la podemos controlar a voluntad aunque nos lo parezca, como demostración está que no puedes dejar de estar atento aunque quieras y te lo parezca), y según el Vedanta ésta puede ser una atención dirigida a nuestro interior (Antarmukhi Drishti: recordar algo pasado o futuro, reflexionar, meditar, autoanálisis...), dirigida a los sentidos (Bahirmukhi Drishti: observación del mundo exterior) o dirigida hacia un objeto (Ekagrata: atención enfocada a un solo punto u objeto, ya sea externo o interno).
De ahí, por ejemplo, que si tenemos un problema y nuestra atención se centra en el problema, nuestros ojos transmitirán preocupación.
Como decía al incio de este post, la mirada es un espejo que si sabemos observar e interpretar nos permite acceder al estado mental de la otra persona y "escucharla, porque nos "habla" inconscientemente.
Aprovechemos esta puerta de acceso natural a la mente de otras personas para empatizar y ser compasivos.
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