Yo pienso como el Dalái Lama, que hemos venido a esta vida para ser felices.
Seguramente para llegar a este estado, de gran complejidad y debate, cada persona podrá dar su definición y existirán muchas personas que tendrán su propia forma y opinión de cómo llegar a lo que cada uno considere que es la felicidad.
Pero en este post quiero hacer reflexionar sobre algo que tenemos todos de forma innata y que perdemos con la edad, las inmensas ganas de pasarlo bien.
Una buena forma de entender como debería ser nuestra vida en el mundo físico tras nuestra llegada a él a través del nacimiento, es volver la mirada a nuestros inicios, es decir, a cómo viven los niños de 0 a 5 años aproximadamente.

No hagais caso de las cifras de edad, ya que cada persona evoluciona diferente y su conciencia también, pero he querido determinar una franja de edad para hacer referencia a una etapa de nuestras vidas en las cuales apenas recordamos nada de ella, por no decir nada, y seguramente también de forma olvidadiza es una de las más felices de nuestras vida sin que la recordemos.
Para mi esa etapa es una de las que mejor simboliza el Dharma (ley y orden cósmico), ya que nacemos sin que lo hayamos pedido, vivimos sin ser conscientes de ello, lo desconocemos todo, vivimos según el orden cósmico del cual forman parte nuestros padres que son los que nos cuidan. No sabemos que es el dinero, el concepto preocupación no existe y no existen ni tan siquiera buenas ni malas personas.
Todo simplemente es, fluye y nos lo pasamos bien. Lo malo pasa rápido y suele estar sujeto a aspectos físicos relacionados con que también nuestro cuerpo necesita conocer y defenderse en el nuevo entorno material en el que se encuentra.
En este viaje que es la vida material nos vamos dejando por el camino muchísimas cosas de valor sin que nos demos cuenta, como por ejemplo aspectos físicos como una correcta respiración, que practicamos cuando somos niños y la vamos perdiendo con la edad, o la misma forma de caminar, donde el mismo proceso de aprendizaje natural nos lleva a empezar caminando de forma técnicamente perfecta y luego, con la edad, lo estropeamos.
Lo mimo ocurre con la mente. Una mente limpia, sin ego, que va despertando y aprendiendo de sí misma y de su contexto y bajo la influencia de éste.
De todo lo que nos dejamos por el camino, en este post en concreto me gustaría hacer reflexionar sobre un aspecto muy concreto, que es el de pasarlo bien.
Los niños y niñas si algo quieren todo el día es jugar, aprender, descubrir, pasarlo bien. Para ellos cada día es un juego que les enseña algo, y se van a la cama habiendo vivido días de diversión y aprendizaje como nunca más habremos tenido en nuestra vida posterior.
¿Por qué?, ¿por qué no somos capaces de seguir jugando de mayores con la vida?, ¿por qué no damos más vida a nuestros días, como hacen los niños y niñas?.
Fijaros que de mayores muchas personas rutinizan sus días, los convierten en un simple día más en sus vidas, sin nada creativo que busque descubrir, probar o soñar algo nuevo.
Personalmente soy una persona que me gusta probar cosas nuevas, descubrir o curiosear. Me gusta la gente que sueña y que juega con la vida, como si todos estuviéramos en una partida de cartas o jugando en uno de esos juegos de sobremesa donde todos somos actores de una gran obra de teatro, que es la vida, la cual tiene un final y depende de nosotros como queremos que termine.
No podemos cambiar el escenario, pero sí lo que ocurre dentro de él.
A menudo me encuentro que procuro presentar cosas innovadoras tecnológicamente hablando en mi entorno profesional y prácticamente nadie está dispuesto a probarlas. En cambio, si fuéramos niños o niñas y te dejaran un juguete nuevo, seguro que lo cogerías para probarlo, 100% seguro.
De mayores ya no. Muchas personas han perdido la curiosidad, las ganas de descubrir, de pasarlo bien probando cosas nuevas para su empresa o para ellos mismos.
El ego tiene tanto miedo que se apega al dinero y todo lo ve como un fraude, como un atentado a su seguridad personal y muchas personas han sucumbido a él y han dejado de ser curiosas, despiertas. Han dejado de “jugar” en la vida y la han convertido en un viaje adormecido en el cual incluso ya tienen calculado el dinero de su jubilación y si podrán llegar o no a la muerte (sin saber cuando ésta acontecerá) con suficiente dinero, olvidándose de vivir el día a día, de aprovecharlo, de pasarlo bien.
También he visto como supuestos “inversores” lo son de nombre, pero no en la práctica. Muy pocos son los que “arriesgan” su ego y dinero a proyectos sin seguridad prácticamente garantizada de poder obtener una cierta rentabilidad.
El oro está frecuentemente en máximos históricos, las criptomonedas, las personas más ricas del mundo no paran de serlo más acumulando cada vez más… y yo me pregunto, ¿no habíamos venido a jugar aquí?, ¿no es cómo hemos empezado todos en esta vida?, ¿por qué no seguimos jugando?, ¿por qué unos se quedan con todos los juguetes y no dejan jugar al resto?.
Tengas o no dinero, olvídalo, de verdad. Observa la naturaleza y los niños… juegan la vida sin dinero.
Mi recomendación es que no dejes de soñar, curiosear, crear ni descubrir cosas nuevas cada día y momento de tu vida con o sin dinero. Busca entornos y personas que te permitan pasarlo bien siempre y en todo momento.
No pierdas ni un minuto de tu energía en entornos tóxicos que tengan tu libertad de “jugar” limitada.
Hemos venido a dar vida a nuestros días pasándolo bien mientras hacemos el bien y descubrimos cada unos de nosotros nuestra propia naturaleza del ser.
Leyendo expertos en meditación, por ejemplo, me he dado cuenta de que para ellos la meditación es pasarlo bien, porque es un camino para alcanzar estados de consciencia superiores que a su vez nos recompensan con una comprensión de la realidad que nos hace ser muy felices.
Échate una partida con tu mente, como si fuera una partida de ajedrez, a ver por ejemplo si eres capaz de domarla y aquietar los pensamientos.
De mayores tenemos mucho juego por delante, por no decir todo por aprender, por descubrir, de nosotros mismos y de nuestro entorno, de la vida y del más allá.
No enjaules al niño que llevamos dentro. Sácalo y verás qué vuelco te dará la vida.
Finalmente, mensaje a los que acumulan dinero: jugad, que en la tumba será demasiado tarde. ¡Divertiros ahora!. Ganar y perder forma parte de la misma moneda, no pasa nada si se pierde, de verdad. El Dharma continuará como estaba previsto independientemente del resultado de tu inversión y morirás según lo previsto, de la misma forma que estaba previsto tu nacimiento sin que tu pudieras decidir ni hacer nada para evitarlo o provocarlo.
Pasadlo bien haciendo el bien cada día y veréis que bonita es la vida.
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