Según la definición de miedo de Wikipedia, el miedo es una "emoción desagradable provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado".
He querido escribir este post porque el miedo es una emoción que tiene un impacto muy notable consciente e inconsciente en nuestra vida.
Nuestro comportamiento está dirigido por un pensamiento que toma decisiones en base a un conjunto de creencias, ideas y experiencias pasadas (vividas por nosotros mismos o incorporadas en nuestra base de datos genética como seres vivos), el cual en muchas ocasiones se comporta de forma instintiva e inconsciente para la autoprotección física o del "ego".

Para muchos filósofos, ya no sólo los clásicos como Platón (427 a.c. - 347 a.c.), sino también modernos como René Descartes (1596 - 1650), el miedo es una pasión o emoción irracional que puede gestionarse con el uso de la razón.
Personalmente me quedo, una vez más, con el enfoque budista y oriental de la explicación y tratamiento del miedo.
Para los budistas el miedo proviene del apego y la ignorancia. Nos aferramos a cosas transitorias (cuerpo, posesiones, identidad) y por eso tememos perderlas.
El miedo como instinto de autoprotección en sí mismo no es malo, porque nos avisa de posibles peligros, pero hemos de saber gestionarlo, y ahí es donde entra el conocimiento frente a la ignorancia, que hace que podamos hacer desaparecer el miedo si sabemos como afrontar esa situación de peligro.
La clave, pues, está en reconocer que el miedo siempre es fruto de la ignorancia. La ignorancia aquí afecta en dos sentidos:
a) Hace que desconozcamos cómo actuar en esta situación de peligro o angustiante, es decir, surge del hecho de desconocer o creer desconocer cómo gestionar la situación que nos provoca angustia.
b) Se apega a nuestro ego, a nuestra identidad, a nuestra falsa permanencia o situación de permanencia.
De ahí que para los budistas, para hacer desaparecer el miedo o controlar mejor la situación que nos lo provoca lo primero que hemos de hacer es reconocer la impermanencia de la vida y todo lo que la compone.
Si entendemos que todo es temporal, pasajero, dejaremos de tener miedo. Dicha comprensión de lo atemporal de todo debe empezar por nosotros mismos, nuestro propio ser en esta vida, pero también de todo lo que acontece y existe a nuestro alrededor. Desde nuestras relaciones, hasta todo lo que podemos ver, oír, oler, tocar.....
Se trata en definitiva de una construcción mental basada en el apego al yo (ego), que en realidad no existe como lo imaginamos.
El miedo se basa sobre una ilusión mental que cree que todo es permanente, nosotros mismos (incluso incoscientemente podemos llegar a pensar que no morimos. Lo vemos en cómo actuan algunas personas) o las posesiones materiales, incluido el dinero.
Por ejemplo, la acumulación exagerada de bienes materiales (posesiones, dinero) es un claro ejemplo de vivir con miedo, porque sólo tienes una boca para comer, 24h al día para vivir y billones de células en tu cuerpo que no controlas... con lo que, ¿realmente, para qué acumulas tanto, sino es por miedo?.
Otro ejemplo clásico es el de las personas que tienen miedo a enfermar o a morir. ¿Por qué tener miedo a la vida?. Las enfermedades y la muerte forman parte intrínseca de la vida, de esta impermanencia a la que hace referencia el budismo.
Otro ejemplo más es el tener miedo a envejecer. Si forma parte del proceso natural e impermanente de la vida, ¿por qué tienes miedo a la vida y a cómo funciona?.
Adaptarse y aceptar son dos actitudes clave para perder el miedo. No resistirse a según que aspectos de la vida que sobrevienen sin que podamos evitarlo, adaptándonos y aceptándolo es el proceso más rápido para disipar el miedo.
En el caso de las enfermedades, por ejemplo, no sirve de nada resisterse, quejarse o tener miedo por haber enfermado. Lo que debemos hacer es adaptarnos y gestionar la situación de la mejor manera que sepamos con los conocimientos y recursos de los que disponemos, aceptando la situación.
El miedo debemos saber gestionarlo para tratar la respuesta al mismo de la mejor forma posible. Evidentemente si estamos amenazados físicamente o psicológicamente deberemos autoprotegernos, pero incluso la gestión de la situación en esos momentos se hace mejor sin el bloqueo físico que provoca la emoción del miedo.
La calma ayuda también a comprender mejor la situación del miedo, el origen de éste y las posibles soluciones.
Mi sugerencia es que mires de reconocer el miedo como emoción irracional cuando ésta surja. Analiza la situación y aplica la famosa frase de origen oriental que dice que "si el problema o la situación tiene solución, no tienes porque tener miedo ni preocuparte, y si no tiene solución, tampoco porque preocupándote o teniendo miedo tampoco lo vas a solucionar".
Muchas empresas se aprovechan del factor emocional del "miedo" para vender multitud de cosas, no te dejes engañar.
No tengas miedo de vivir sin miedo. Verás frente a tí muchísmas más posibilidades y caminos en la vida que no ves conscientemente o inconscientemente por el miedo.
No dejes de hacer cosas porque no lo tienes todo controlado o no sabes qué puede ocurrir. Descubrir, ser curioso/a, cambiar, probar son comportamientos que dan vida a tus días, hacen que pasen cosas nuevas y emocionantes.
Tampoco tengas miedo de tí mismo/a y tus posibilidades. No dejes que nadie ni nada frene tu potencial. El "síndrome del impostor" es un clásico cuyo origen es el miedo de falsamente creer que uno/a mismo/a no está preparado/a para abordar situaciones más complejas o ir más allá, por ejemplo, asumir cargos de mayor responsabilidad.
La meditación profunda permite experimentar la vacuidad y trascender el miedo completamente. El estado de calama y meditación profunda es un ejemplo perfecto de cómo el miedo es un constructo mental, y cuando la mente deja de "molestar", desaparece.
La vida está para vivirla con plenitud, no mermada por el miedo. El final (la muerte nos espera a todos/as) va ser el mismo con miedo, que sin miedo, con lo que mejor vivir la vida sin miedo, con ilusión y propósito.
¡Que seas muy feliz!
Comentarios