Ser "humano"
- Oriol Gifra
- 5 abr
- 3 Min. de lectura
Desgraciadamente, nos dirigimos inexorablemente como especie hacia un contexto de profunda deshumanización, donde primero se prioriza el yo egoico, la eficiencia o la rentabilidad frente a las personas.
Esto se debe al rápido proceso de transformación digital y a la cultura asociada a este fenómeno.
Ni quienes han diseñado muchos de estos procesos de eficiencia digital han tenido en cuenta a las personas, ni quienes los utilizan han sabido desconectarse del mundo digital para vivir una vida equilibrada.

Por ejemplo, las redes sociales están causando estragos en la sociedad y, en particular, en aquellos perfiles más vulnerables, como son los niños y adolescentes. La premiada serie Adolescencia ejemplifica magistralmente hasta qué punto el entorno digital impacta en los jóvenes, manipulándoles la mente, su forma de pensar y, por lo tanto, su forma de actuar.
La serie muestra a un joven de 13 años totalmente deshumanizado y perdido.
Sin embargo, la deshumanización también está afectando a instituciones y empresas. La actual administración pública, que debería estar al servicio del ciudadano, ha conseguido el efecto contrario. A mayor digitalización, mayor distancia con el ciudadano, más deshumanización y más desatención.
Casi todo debe hacerse online (tengas o no tengas ordenador o conocimientos digitales). Si tienes un problema, debes quejarte o intentar resolverlo online por tus propios medios.
Las comunicaciones y explicaciones se realizan online y, en la mayoría de los casos, son automáticas. En muchos casos, nadie ha analizado tu situación, ni hablado contigo para ayudarte o recomendarte la mejor solución posible.
Muchas empresas también han optado por la automatización para ser "más eficientes" y, detrás de ello, más rentables, sin tener en cuenta al cliente.
Se ha vuelto casi imposible hablar con una persona de una gran empresa. Todos los canales suelen ser fríos y automatizados. Es difícil incluso saber dónde escribir y, en algunos casos, tampoco existe la opción que corresponde a tu necesidad o problema.
Esta forma de actuar se contagia tanto a los empleados como a la sociedad, que acaba acostumbrándose a relacionarse de manera remota con "nadie" para obtener respuestas.
Esto lleva a una cultura digital que, inconscientemente, ha convertido a las personas en identificadores o números en lugar de seres humanos. Para hablar de tu factura de electricidad, es más importante tu identificador que tu nombre y tu problema.
Esta forma de autosuficiencia y lejanía ha roto lo mejor que teníamos los humanos: las relaciones humanas y el propósito, que era trabajar para ofrecer lo mejor a las personas.
Para buena parte de la administración, parece que el propósito sea la eficiencia y el ahorro, no el trato humano ni la satisfacción del ciudadano.
Para muchas empresas ocurre lo mismo: la prioridad es la rentabilidad, independientemente de su coste medioambiental o humano.
Así tenemos, pues, un contexto preocupante, donde la juventud se ve impactada por las pantallas desde muy pequeños, a edades en las que la mente está totalmente indefensa y es más vulnerable a la manipulación.
Por otro lado, el egocentrismo lleva a priorizar la eficiencia y la rentabilidad frente a las personas.
Parece que buena parte de la humanidad está olvidando quién es y por qué está aquí. Los humanos nos debemos a nosotros mismos. El principal motivo de nuestra existencia es amarnos a nosotros mismos y a todo aquello que nos rodea.
Si perdemos la esencia de nuestra existencia, ¿en qué nos convertimos?, ¿qué sentido tiene la vida?. Si nos convertimos en robots solo para ganar dinero, ¿qué propósito vital y trascendente es ese?.
Desde este post os quiero invitar a no dejaros deshumanizar y a ayudar a otros (familia, amigos, compañeros de trabajo...) a que no se deshumanicen.
Cuando veáis a alguien que os trata mal o como un simple número, avisad a esa persona, ayudadle a despertar su conciencia.
Las personas lo somos todo. De ahí que mi ikigai me haya llevado a fundar Human Zentric, una consultora especializada en prevenir y corregir la deshumanización en instituciones, organizaciones y empresas.
Poned siempre a la persona en el centro. Todo es por y para ella. No hay amigos sin personas, no hay familia sin personas, no hay clientes sin personas, no hay empleados sin personas, no hay ciudadanos sin personas, etc. Sin conciencia no hay personas; sin personas, nada funcionaría. Seamos conscientes de ello.
El ser humano debe ser "humano", es su ser, su esencia.
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